Suicidio asistido
A sus pies temblorosos mi mirada se ensañaba, fijándose a estos como queriendo hallar alguna pista que me permitiera racionalizar aquel estado en el que se encontraba mi amada; el calor de su cuerpo representaba el infierno en el que estaba, aquella vida que días antes era de ensueño y ahora solo se retorcía de dolor y pesadumbre. Mis conocimientos eran insuficientes, había agotado todas las posibilidades, cada medicamento, cada patología que encajara totalmente o parcialmente, nada sirvió, deliraba; y en su delirio pronunciaba nombres de personas o cosas (¿quién sabe?) que desconocía. A veces gritaba, otra veces susurraba, pero siempre me lanzaba una mirada severa que me hacía sentir impotente y frustrado. Pasaron las horas, los días, y mi estadía en aquella habitación se convirtió en una simple compañía paliativa. Pedía que le leyera, que le inventara, que le calmara su ansia de “ser” a través de mí y mi ímpetu creativo. El tiempo se hizo más lento, su agonía se convertía en mi agonía, su dolor poco a poco se iba volviendo mi dolor y el amor que sentía por ella aumentaba infinitamente deformando mi espíritu, mi ser, deformando mi YO. El amor así destruye, desgasta, y no por su agonía como me juzgaran aquellos que guían su pensamiento por las pasiones, no por la ausencia de bienestar físico y mental, eso me encanta, me atrae; su mente enferma me interesaba en todos los ámbitos, pero su sufrir nos estaba carcomiendo poco a poco. Hasta que una mañana ella me dijo <<Si me amas, me ayudaras a morir, y si tu amor es real morirás conmigo>>. No lo dude, accedí a su petición sin titubear sabiendo el costo ¿Pero cómo? Sabíamos los dos que una muerte vulgar no nos bastaría, una intoxicación la dormiría y no habría diferencia según ella, armas de fuego, golpes; no encontrábamos respuesta.En una noche tremebunda en la que el silencio de la habitación solo se desgarraba con mi voz que le recitaba versos, ella me interrumpió lacónica <<Quiero separar mi mente de mi cuerpo>>Lo discutimos largamente y me dispuse a complacerla. Amarrada a las fuertes bigas del techo sujete una polea justo por encima de su cama, por esta polea pasaba una gruesa cuerda; en un extremo, un nudo corredizo se disponía a rodear su cuello mientras que el otro era destinado a mis manos que sujetarían y complacerían los deseos de mi amor.La media noche llegó y yo culminaba con los preparativos que no eran muy complejos.Lance una mirada sobre aquel cuerpo explayado sobre la cama, sus alientos eran mínimos y de su cara lastimera solo podía percibirse vida por una mueca dolorosa de su boca y un reducido gemido que invadía toda la habitación “¿Estas lista?” ella me sonrió asquerosamente: lentamente me acerque a ella y peine sus cabellos, con mis manos en su rostro la mire fijamente mientras una lagrima deslizaba por mi mejilla <<Este es nuestro destino,estar juntos por siempre>>me dijo tras abrazarme y sellar mi boca con la suya en un beso frio con sabor a amargura y muerte. Nos abrazamos muy fuerte, quería unirme a ella, quería entregarle mi vida si era necesario solo para verla como antes, pero ya todo esto estaba de mas, ya habíamos escrito nuestro destino. Sujete la cuerda y la pase por su cabeza alojándola en su terso y delicado cuello, disminuí la circunferencia de la cuerda lo suficiente y me dirigí a la parte inferior de la cama donde me esperaba el otro extremo. Nos miramos durante unos 20 seg hasta que ella inclino su cabeza con su mueca sonriente en el rostro, con su mirada iluminada, estaba Feliz. En este preciso instante supe que éramos diferentes, que nuestro amor nunca podría ser comprendido por nadie excepto por los dos y mis brazos tiraron lentamente de la cuerda sin dejar de mirarla; su cuerpo se levantó poco a poco semejando la figura fantasmagoría de una aparición divina en su holgado camisón blanco. Me sorprendió un poco el leve peso de su cuerpo, la fuerza que requería era mínima excepto cuando su cuerpo ya no se apoyaba en la cama; estertores y movimientos convulsivos la invadían, mis brazos tuvieron que aumentar su potencia para sostenerla en el aire hasta que su lengua distendida asomó por sus hermosos labios. En mi, una sensación me invadía, un excitamiento tal que de repente solté la cuerda sin más y su cuerpo muerto cayo de golpe sobre la cama. Me tumbe sobre su cuerpo abyecto y solo pensaba en agonía, me la merecía “¡¿Por qué?!”no te nia porque preguntarmelo y aun asi lo hacia. Estos fueron los designios que creamos, que elegimos, su bienestar era la muerte con lo cual acababa con el mío y lo reducía al mismo fin, grite:
¡Oh hermosa muerte que recibes a mi amada!
Tanatos imperfecto y caprichoso,
apuestas vidas con tus secuaces los gusanos.
Acaríciame el rostro y ciérrame los ojos a este mundo
En el que ya no tiene gracia ni sentido permanecer.
Aferrado al cuerpo de ella, traspase una daga por mi cuello invadiendo el suyo de sangre, su rostro estaba pleno y mientras todo a mi alrededor se hacía oscuro, mientras yo sonriente y doloroso la observaba a ella, vi como sus ojos se abrieron y su boca pronunciaba: ¡Amor! este es nuestro destino.
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