Llueve fuego



Uniforme de plomo, labios cianóticos y mirada caída; el joven busca la paz.Besa a su musa y luego la maldice, se integra, se abstrae, se ríe, se muestra serio. Acude a los suyos pero no hablan el mismo idioma, no hay tal suyos, se abstrae, se integra; acaricia a su musa y luego la maldice. Llueve fuego en Neiva señores. No hay viento, no hay sed, no hay hambre, solo hay fuego y todo se consume en él; gritan, lloran, suplican, ríen, viven, arden ¡arden! La felicidad es tan relativa como la sobriedad de mi mirada imaginando el mundo en mil colores, en dos colores, personas como letras que organizo para formar una palabra: junto este con este, lo deformo, lo enderezo, este va aquí y este allá; ahora sí, aquí dice “siente” . Empecemos de nuevo. Ella, él, se doblan, se enderezan, no sirven, basura, cierro los ojos, no son palabras, ya lo quisieran pero son solo personas, vuelvo a mi musa, la miro, se desintegra, me baño en su sangre, alivia el calor, vuelvo a estar solo, no entendió, no supó que pasa por mi mente, sonríe, sonrío, la besé, la maldije, se fue, estoy dormido. Me despiertan -¿Que escribes?- Apuntes de fármaco. 

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