Semiología médica
La señora Carmen está en la 108, con las barandas arriba porque existe el riesgo de que se caiga. Tiene 79 años y su único síntoma es el dolor “¿Dónde le duele Señora Carmen?” -Aquí- dice mientras se toca su abdomen. La señora Carmen está cansada y su mirada un poco reseca dándole un aire triste a sus facciones, no se mueve, permanece estática como si el mas mínimo movimiento desencadenara una avalancha de sufrimientos. Sus movimientos respiratorios son apenas perceptibles haciéndose necesario una cánula de oxigeno permanente. Una vía intravenosa perfora su brazo y la mantiene hidratada, está estable pero le duele. Es madre de diez hijos, así que ella bien debe saber que es el dolor y si dice que le duele, pues así es. Uno de sus hijos, el menor, la acompaña y se convierte en informante, cuenta con preocupación la historia, con dolor, a él también le duele, pero de forma diferente. A doña Carmen la realidad se le voló como una bandada de palomas que va y viene en la plenitud de sus años de experiencia, responde preguntas con respuestas de años pasados, de su infancia, de sus viejas amistades. Doña Carmen es una niña que juega a organizar palabras para que le creamos mientras sonríe pícaramente, doña Carmen frunce el ceño y se detiene, calla; detiene su vuelo, cierra sus alas y duerme un rato quizá para dedicarle un hasta luego a su dolor.
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