Lilith
En la profunda enajenación del sueño es donde te veo; a media noche tu figura silenciosa recorre mi cuarto, contoneas tu cadera mientras reptas por el piso deslizándote hacia mi ¡Tú mujer, tú Diosa, tú demonio! El aroma de tu sexo invade mis sentidos mientras la corriente de aire se hace fuerte arremolinada ¡Quietud, oh maldita quietud! Que horrible monstruo me castiga y me atormenta al paralizar mis músculos en mis aposentos mientras me permite sentirte cerca ¡Castigo o bendición! ¿Acaso es obra tuya Dios el no dejarme poseer a la doncella infernal? ¡Oh Dios! ¡Oh Lucifer! Quien sea que esté detrás de todo esto a ti me debo, a ti te adorare por el resto de mis días pero concédeme el desbocar mis sentidos y mi fuerza contra ella, la canalla infernal. Mis días se han convertido en una larga espera de la noche para encontrarte, para verte, para vivir y morir contigo en un sueño inmortal.