Alejandra
Alejandra prende su cigarrillo con calma, inhala lentamente
y siente como el humo llega hasta sus pulmones, bebe un sorbo de su café amargo
y exhala el humo con la misma calma. Lleva un mes sin ver la luz del sol, allí
encerrada en esa residencia donde habita, tan llena de ella; libros caídos por
cualquier lado, frascos por doquier con diversos medicamentos, unos suben el
animo y otros lo adormecen, Alejandra y
sus caramelos, Alejandra y sus palabras de niña muerta. Sus amigos vienen de
vez en vez a ver como continua, a ver si aún sigue con vida la pequeña Alejandra,
tan frágil, tan desentendida del mundo que la rodea. Pero ella sabe que se
vuelve una carga, que a su edad no se permite el lujo de no ejercer un papel
funcional en la sociedad. Me dice que que conmigo se siente a gusto, que no le
gusta que vengan a verla por compromiso y siente que lo hago por voluntad. Se examina las manos mientras me habla nerviosa, parece
que en cualquiera de las palabras que pronuncia se fuera a desarmar
completamente y romper en llanto.
Interrumpe el silencio…
mis alas?
dos pétalos podridos
mi razón?
copitas de vino agrio
mi vida?
vacío bien pensado
mi cuerpo?
un tajo en la silla
mi vaivén?
un gong infantil
mi rostro?
un cero disimulado
mis ojos?
ah! trozos de infinito
Me miras fijamente y dices regalarme tus versos, regalárselos
al mundo porque a ti no te pertenecen, sabes que tu fin se acerca. Julio me ha
contado como lo han pasado de bien en Paris, te veo exhausta en este tierrero
que es la Argentina de hoy en día, sè que te gustaría volver a esa tierra de Cultura e
intelectualismo. ¿Quién eres Alejandra?
- "alejandra alejandra debajo estoy yo alejandra"
Todo esta jodido,
todos lo estamos ¿Recuerdas cuando abandonaste la Universidad Alejandra? Arto te dije
que no lo hicieras pero tu espíritu no podía soportar el curriculum impuesto,
el orden cronológico de los sabios, el conocimiento impuesto por los mediocres
¿Qué era eso que te impulso a escribir de chica? Mentías a tu mama conscientemente
mientras escribías en tu diario de niña adolescente insegura, mi pequeña
Alejandra, verte allí sentada es como ver un cuadro triste y fúnebre. Con tus
ropas grandes, tu cuerpo menudo y esa mirada vidriosa que pide ayuda, que se
sabe muerta. Terminas el cigarrillo y lo abandonas en el suelo mientras agitas
aquel frasco; 30 pastillas de Seconal, cuanto valor o cuanto miedo, cuanta devoción
a la Literatura, a tus poemas. Recuerdo como escribías palabras sueltas en pequeños
retazos de papel y jugabas exigente a armar tus poemas de una manera
impecable ¿Es por eso que esta noche juegas
con tus pastillas puerilmente?
.
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